El Banco Central de Brasil señaló que en el mes de junio mantendrá su política de swaps cambiarios al mismo ritmo que en mayo y se reducirá el respaldo al real de manera paulatina.
Las especulaciones acerca de que el organismo gubernamental podría permitir la expiración de un mayor número de swaps, que protegen a los inversores en pérdidas por la cotización de las monedas, provocaron la caída del real 0.7% el pasado viernes 29 de mayo, por lo que la moneda brasileña alcanzó su nivel más bajo en dos meses.
Tras el cierre de los mercados, el organismo señaló en un comunicado que el lunes subastará hasta siete mil swaps cambiarios, que vencen en mayo y noviembre de 2016 con el objetivo de renovar ocho mil 700 millones en contratos parecidos cuya expiración es el 1 de julio.
En caso de que el banco continúe con la venta de contratos hasta finales de junio, como ha sido el caso, renovará aproximadamente 80% de los swaps cambiarios que expiran en julio. El real se ha debilitado frente al dólar, al igual que otras monedas.
Más allá de la austeridad para salvar economía
Para evitar una recesión, el gobierno brasileño ve más allá de las medidas de austeridad fiscal, de acuerdo a las palabras pronunciadas por el Ministro de Hacienda, Joaquim Levy, frente a líderes empresariales en la ciudad de Río de Janeiro, Brasil.
Levy señaló que el gobierno tiene planes para anunciar un programa de estímulo agrícola y otro de infraestructura para atraer inversiones necesarias para la economía nacional.
Pese a la oposición que enfrenta en su país, Levy logró que se aprobaran medidas de austeridad para limitar beneficios de desempleo y pensiones; de tal modo que la oblación ahora tendrá que enfrentarse a esta situación y el funcionario aún está por explicar cómo es que puede devolver el dinamismo a la economía brasileña, que se contrajo 0.2% en el primer trimestre del año y con esto dio indicios de la recesión.
Desde comienzos del segundo mandato de la Presidente Dilma Rousseff se han reducido gastos gubernamentales y elevado precios en electricidad y en impuestos, entre otras medidas. Se espera que con esto se recupere la confianza del mercado tras los efectos negativos que produjeron las políticas intervencionistas adoptadas durante el primer mandato de Rousseff.
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