Un think-tank oficialista estadounidense co-redactó un reporte en el que llama a imponer impuestos a la carne con el objetivo explícito de reducir el consumo de carne a nivel internacional.
El reporte, asocia el consumo de carne al calentamiento global, la salud pública, y declara que los estados podrían ayudar a resolver estos problemas con una intervención impositiva, que desaliente el consumo de uno de los principales productos de exportación de Uruguay y Argentina.
Este reporte sale a luz días después de que la ONU declarara a la producción de carne «dañina para el medio ambiente» y al consumo de carnes procesadas «al menos tan cancerígeno como el tabaco».