Una de las mejores formas de evitar los fraudes y robos en las transacciones es el cheque cruzado. Llenarlo es muy sencillo y dependiendo de ciertas características es posible garantizar un máximo de seguridad.
¿Qué es un cheque cruzado?
El cheque cruzado es una medida que utiliza el librador (proveedor de los fondos), para evitar que sea cobrado en efectivo. De esta manera, el tenedor (beneficiario) no lo puede cobrar en la ventanilla de un banco como es usual, sino que el importe será abonado en su cuenta bancaria.
Aunque generalmente el cheque cruzado habilita la transferencia con cualquier entidad bancaria, también puede ocurrir que el librador haga un cruce especial, es decir, que solo puede ser cobrado en un banco particular. En estos casos puede ocurrir que el tenedor no tenga cuenta en esa entidad, por lo cual tendrá que utilizar el servicio de cobranza de cheques.
El objetivo de este sistema es proteger el monto de robos o fraudes. Muchas veces una persona puede cobrar un cheque falsificando su identidad, pero en el caso del cheque cruzado tendrá que recibir una transferencia bancaria, lo que dificulta en gran parte esta posibilidad.
¿Cómo cruzar un cheque?
El cruce es bastante simple, pues basta con trazar dos líneas paralelas en el lado anverso del cheque (parte frontal). En caso de que se desee un cruce especial, el librador deberá incluir entre las dos líneas el nombre del banco donde se cobrará. Si esta entidad no cuenta con sucursales o es incorrecta en su diligenciamiento, el cheque se considerará cruzado general, de modo que puede ser cobrado en cualquier banco mediante transferencia.
Adicionalmente, vale la pena mencionar que no es posible anular el cruce para que se pueda cobrar por ventanilla bajo ninguna modalidad, pues así también se previenen los fraudes. En estos casos deberá llenarse un nuevo cheque.
Fuentes: Derecho Comercial, BCU.
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